Con leche. Solo. Cappuccino. Largo. Con hielo. Doble. Expreso. Con azúcar. Manchado. Cortado. Americano. Ristretto. Bombón. Mocca. Irlandés. Frappé. CAFÉ. Conocemos muchas maneras de tomar el café, pero ¿cómo llegó a tu taza?
Cauca, líder en número de productores
Probablemente, si hablamos de plantas tropicales las primeras que te vengan a la mente sean las palmeras de coco, el mango, la papaya o el aguacate. Bueno, el café es una planta tropical que se cultiva en más de 80 países. Entre ellos Colombia.
Cauca, un departamento al sur de este país, es el que encabeza el ranking de número de productores. Más de 90.000 caficultores dedican sus manos a trabajar su hectárea de café.
Teniendo en cuenta que el precio del café comercial se vende en la bolsa de Nueva York a un precio muy por debajo de su valor real, una superficie de una hectárea es relativamente pequeña para generar un beneficio básico para mantener una familia. Por esta razón, muchos caficultores y caficultoras del Cauca están enfocando su producción a la calidad del café. Porque… ¿A quién no le gusta un buen café?
¿Valoramos realmente la calidad de un producto?
Por suerte, cada vez somos más conscientes de lo que metemos en nuestro cuerpo y la calidad de las materias primas es algo que empezamos a tener en cuenta. Además, el término de comercio justo está cada vez más presente en nuestro vocabulario y en nuestra consciencia.
Ahora, si yo te pregunto: "¿cuánto pagarías por un buen café?" Seguro que el café del Starbucks ya te parece caro y si encima te digo que hay cafeterías en Japón donde se paga a 15 euros la taza de café, pensarás que es un precio realmente exagerado y desproporcionado… pero si te pregunto "¿cuánto pagarías por una buena copa de vino?" Ahí la cosa cambia, un buen vino se valora mucho, también económicamente. Y es que ya se encargaron los productores de vino, hace años, de ganarse ese reconocimiento, generando una buena materia prima, dejando plasmado en cada botella su procedencia y proceso de producción.
La misión de TECNiCAFÉ
La vida da mil vueltas y una de ellas me trajo hasta aquí, donde he tenido la suerte de conocer de primera mano todo lo que conlleva el proceso del café. He pasado los últimos 10 meses trabajando y colaborando en diferentes proyectos de TECNiCAFÉ, un parque tecnológico sin ánimo de lucro que trabaja día a día para promover una cadena de valor del café mucho más justa. Funciona como una red de conocimiento e innovación abierta y colaborativa, entre otros, para que los caficultores puedan acceder a formaciones que les permitan mejorar su producción y, por tanto, sus beneficios.
Esta es, sin duda, mi parte favorita del trabajo que se realiza aquí. Los caficultores y caficultoras tienen perfiles muy diversos, desde familias caficultoras de toda la vida a exguerrilleros en proceso de reinserción. Y como en todo, para mejorar hay que aprender. Estas formaciones permiten conocer a los campesinos tanto mejoras técnicas, consejos del manejo del cultivo, la importancia de conocer el mercado actual o de generar una trazabilidad de su café, como de apreciar un buen café y venderlo como tal.
Julia Tombe y Bárbara Montano, caficultoras de la etnia Misak (fotos de Juan David Suárez)
Colombia y más aún el Cauca, ecológicamente, tiene capacidad para producir café de muy alta calidad, valorado muy bien en el mercado. Que los caficultores conozcan y tengan la posibilidad de conseguir un buen valor en taza (forma de medir la calidad del café) les permite negociar un mejor precio que el que marca la bolsa.
Cómo adaptarse a la realidad actual del coronavirus
Como a todos, el covid19 ha implicado muchos cambios. Ahora, las caficultoras y los caficultores no pueden desplazarse al parque para recibir la formación, ni podemos ir nosotros a sus fincas a hacer el seguimiento del proceso. Hemos tenido que buscar nuevas soluciones. Y la respuesta puede parecer bastante obvia… ¡formación virtual! Aunque no es tan sencillo. Como he dicho antes, los perfiles son muy diversos y entre ellos podemos encontrar personas que se les dificulta la lectura o que no tienen buen acceso a Internet. Finalmente hemos optado por hacer videos cortos muy gráficos y también imágenes estáticas con pequeños consejos sencillos.
La experiencia personal como forma de valorar las cosas
Por suerte para mí, la cuarentena y el aislamiento ha llegado después de medio año conviviendo en esta maravillosa cultura. He podido aprender todo el trabajo que tiene una sola taza de café. Esa que tomo en el desayuno de cada mañana. Ver el impacto que puede tener fijarnos en la procedencia de lo que compramos y pagar 5 céntimos más por una taza de café, o pasar e ir a por el más barato, porque “todos son parecidos”. Supongo que es verdad lo que dicen, hasta que no vivimos algo bien de cerca no lo valoramos lo suficiente.
Para mí, venir a Colombia, fue un golpe de suerte, una decisión de última hora en la que tenía que elegir si coger el tren o dejarlo pasar. Pero puedo aseguraros que ha sido una de las mejores decisiones de mi vida. Ha transformado mis días de tal manera que me ha hecho cuestionarme muchas cosas, que me ha hecho mirar con otros ojos y sentir más allá de los sentidos. Puede resultar un tópico, igual lo es, pero también es real y yo siento que esta experiencia, este intercambio de culturas, conocimiento y emociones, ha hecho que mi balanza de cosas importantes se modifique por completo.
Creo que vivir experiencias que nos confronten tanto personalmente nos muestra que pequeños actos pueden generar un impacto positivo en otras vidas.
María Sánchez Bayo
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