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¿Cómo cargar el móvil con una mesa?

Actualizado: 17 sept 2020

Hoy hablamos con Eduardo Gracia, un zaragozano que, con tan solo 23 años, es diseñador, músico, speaker y CEO de la start up Aloha Smart City donde diseñan muebles que generan electricidad gracias al sol. Tiene un claro propósito vital: diseñar un mundo sostenible, libre y creativo.



“Cualquier oportunidad nace de un conflicto. Ahí es donde empieza el emprendimiento”

Cuéntanos un poco sobre sobre ti Eduardo. ¿De dónde te has escapado?

Nací en Zaragoza hace 23 años, pero hace ya 5 que me trasladé a Madrid para estudiar Ingeniería de Diseño Industrial y Mecánica. Termino este año y he empezado el Máster en Liderazgo Internacional. Soy un apasionado de la innovación en todos sus campos. Metodologías de diseño, emprendimiento, smart cities…

También me considero un gran amante de la filosofía y la música. De hecho, he publicado un par de álbum de rock y música instrumental. Siempre me ha gustado estar entre las artes y las ciencias, el diseño y el humanismo, el emprendimiento y la espiritualidad.



¿Cómo comenzó tu relación con el mundo del emprendimiento?

Desde bien pequeño. Cuando estaba en 4º de primaria construí una maqueta de una central hidroeléctrica con tubos y una turbina fabricada con un motorcillo y un tapón de botella. Al ver que con aquello podía conseguir que se encendiese una bombilla, también se encendió otra en mi interior. Me pasé los siguientes años inventado aparatos como robots asistentes, mini proyectos sobre ciudades inteligentes, una red social donde compartir contenido con mis amigos o fundas solares. Se podría decir que este último fue el germen de lo que es hoy Aloha.


Otro proyecto precursor de Aloha fueron unas maquetas de motores con ruedas e imanes para conseguir un movimiento perpetuo y tener energía gratuita ilimitada. Consistían en colocar unos imanes de neodimio en los huecos de una rueda para que, al moverse, se fueran atrayendo y aquello girase para siempre. Las leyes de la física impidieron que alcanzara mi sueño, pero, como dicen los Rolling Stones:

“no siempre puedes obtener lo que quieres, pero si lo intentas, a veces, obtienes lo que necesitas”.

Creo que los intereses que tenemos cuando somos pequeños nos pueden dar pistas acerca de la misión de nuestra vida. Cuando la descubres, los "cómos " y los "qués " pueden parecer muy diversos, que vas dando vueltas y vueltas, pero siempre espiral, siempre ascendiendo, porque todo suma teniendo una mentalidad de construir y no de destruir. Al mirar atrás, ves que todo es parte de un plan mayor.

¿Qué es Aloha Smart City?

Cada vez que presento la startup en cualquier sitio empiezo con este dato: la radiación solar que incide sobre la Tierra en una hora, equivale a la energía que demanda el mundo en un año. ¿Por qué no aprovechar lo máximo que podamos? Cualquier superficie dotada con un panel solar pasaría a ser generadora manteniendo su utilidad.

La idea me surgió hace dos años y para llevarlo a cabo formé un equipo para fundar Aloha Smart City. Una start up alineada con los Objetivos de Desarrollo sostenible en la que diseñamos muebles con paneles solares integrados.

Desde entonces hemos conseguido varios hitos, un modelado 3D y prototipo funcional, premios (ActúaUPM Diploma a Mejor Startup y Top 10 Ideas; concurso Europeo Greco), mejora del mínimo producto viable, protección del diseño, difusión, exposición y primer pedido.



El primer producto es la Aloha Table, una atractiva mesa con un panel solar integrado, con dos puertos USB para poder cargar dispositivos e iluminación LED regulable en intensidad y en color para crear entornos. Está fabricada artesanalmente con madera de pino española y haciendo fuerte estudio en sostenibilidad.



Muebles… paneles solares… ¿por qué *** decidisteis llamarlo Aloha?

Los hawaianos utilizan esa palabra como hola y adiós. Adiós a un pasado de contaminación y consumismo desmedido y hola a un presente y futuro brillante y sostenible. Etimológicamente viene de alo “estar con” y ha “aliento divino”, lo cual es un buen concepto para lo que representa. Que los objetos pasen a ser generadores de electricidad gracias a integrar paneles solares en su superficie.

¿Qué destacas de tu experiencia en Aloha?

Sobre todo, destacaría el momento de cerrar la tapa y ver que todo funcionaba… es mágico. Cómo puede ser que algo que meses atrás estaba en sólo en mi cabeza finalmente se ha materializado en un equipo decidido a llevar algo a la realidad, muchos momentos de trabajo y un producto que sirve para mejorar la vida de personas. Todas las veces que personas se han ilusionado con el proyecto, nos han ayudado, han dado parte de su tiempo para proponer mejoras… Todas ellas son parte de Aloha.

También hay algunos momentos complicados, que ahora los recuerdo con muchísimo cariño: estar oliendo estaño montando el circuito a las 5 de la mañana en un taller del colegio mayor teniendo clase a las 9, estar de vacaciones en la recepción de un hotel en China enviando un archivo a unos inversores de España, romper el cable del botón que te permite cambiar el color justo antes de la exposición y estar con un compañero sincronizado para pulsar el botón mientras este lo cambiaba con el móvil por Bluetooth… En fin, todas las aventuras no las cambiaba por nada.

Ya hemos podido comprobar que eres un culo inquieto. ¿Qué te traes entre manos ahora?

Actualmente estoy buscando desarrollar una nueva línea de diseño con otro nuevo producto que pueda ser más escalable que la mesa solar, manteniendo los valores y misión del comienzo. Algo que además pueda unirse con un proyecto de educación sobre sostenibilidad para colegios y que cuando genere beneficios, parte puedan ir destinados para proyectos en países en vías de desarrollo donde todavía no cuentan con lujos como la electricidad.

Además, estoy terminando mi Trabajo de Fin de Grado sobre movilidad autónoma urbana sostenible con un vehículo que tiene, como no, paneles solares integrados.




¿Alguna reflexión final o consejo que quieras compartir?


Hace años leí esta frase:

“Sé el cambio que quieres ver en el mundo”.

Desde que la escuché trato de aplicarla a mi vida en cada proyecto, en cada conversación, en cada acto del día a día. Me parece que conecta la búsqueda de un propósito de vida con el espíritu emprendedor de llevar tus sueños a la realidad. De ser ejemplo vivo de tu misión, de pensar en lo que tienes por ganar VS en lo que puedes perder. Cuando te das cuenta de que todo lo que tienes es un regalo, cada segundo es una bendición.

Observaos. Buscad qué os mueve. Vuestra misión. Una vida sin misión es una vida no vivida y, como Jung decía:

“una vida no vivida es una enfermedad de la que se puede morir”.

Lánzate, experimenta. Hay personas que tratan de evitar los conflictos, cuando éstos están en cada momento. Y cualquier oportunidad nace de un conflicto. Ahí empieza el emprendimiento. Piensa en todo lo que puedes ganar y realiza buenas obras para el resto de los humanos y el planeta. Eso es todo lo que nos queda al final del día. Esa es la forma de que consigamos la paz.



Por último ¿Qué has aprendido hoy?

Me encanta esta pregunta.

Pues es curioso, lo primero que me viene a la mente es que justo antes de hablar con vosotros he entrado a Instagram y he encontrado un filtro que va poniendo palabras aleatorias y su significado. La que me ha salido ha sido hygge: palabra danesa que se refiere a disfrutar de los placeres simples de la vida. Al final en las pequeñas cosas es donde encontramos el calor de la vida y el camino es el que da significado a nuestros objetivos.


Con esta palabra concluye la entrevista con Eduardo Gracia. Un emprendedor comprometido con sus valores del que podemos aprender que, cuando uno está convencido de su misión, la fuerza de ésta se sobrepone ante cualquier obstáculo que aparezca en el camino.


Pablo García




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