¿Has sentido alguna vez que no valías para un trabajo? ¿O quizás que se te quedaba grande?
Si hay gente más preparada..., ¿por qué ibas a ser tú?
Con más frecuencia de lo que pensamos, tendemos a desprestigiarnos y sentirnos incapaces de conseguir algo. Desconfiamos de las capacidades que tenemos, y no somos conscientes de lo valiosas que pueden llegar a ser.
Todas las personas tenemos unas competencias determinadas que, aunque todavía no las sepas o no las aprecies, van a hacer que encajes en un puesto de trabajo. Igual no coincide completamente con tus ideas profesionales iniciales, o con tu formación o gustos, pero al final será donde mejor te desenvuelvas y donde más disfrutes trabajando.
Mi experiencia
Durante esta cuarentena, he formado parte de una iniciativa altruista para vencer al SARS-COV-2 que me ha enriquecido muchísimo, tanto personal como profesionalmente. Me gustaría compartirla para que después de leerla, no solo os de un chute de automotivación, sino que también confiéis en todo lo que valéis.
Tras acabar la carrera de Biotecnología no sabía qué camino profesional seguir. Desde septiembre estuve aplicando a todo tipo de puestos de trabajo relacionados con el sector, sin saber muy bien lo que me gustaba, únicamente por ver si me salía algo. Os adelanto que sin éxito. Además, me frustraba muchísimo al pensar: “después de terminar esta carrera que me ha costado sudor y lágrimas, ¿cómo no me sale nada?” Inexplicable. Pero ¡no hay que perder nunca la esperanza y mantener una actitud positiva! Si buscas, al final algo acabará saliendo.
Cuando empezó la cuarentena, me enteré de que la Comunidad de Madrid estaba organizando un Hackathon con el objetivo de proponer iniciativas y soluciones innovadoras para vencer al virus SARS-CoV-2. Como biotecnóloga recién salida del horno y sin nada que hacer, decidí apuntarme. El proyecto al que me uní se llama IN2TEGRA, que significa "Iniciativa Integrada para Test Generalizados Rápidos y Autónomos".
Empezamos trabajando 5 personas, número que poco a poco fue incrementando. Al final formamos un equipo multidisciplinar e intergeneracional de más de 20 personas. No nos conocíamos de nada, únicamente de los días intensos que trabajamos juntos.
Dentro del proyecto IN2TEGRA hicimos grupos en función de nuestra área de “expertise”. Yo formaba parte del grupo de Biotec, coordinado por una de las promotoras de la iniciativa. Trabajamos intensamente en la primera fase, y tras presentar nuestro proyecto, nos seleccionaron entre los mejores 15 proyectos del Hackathon #vencealvirus.
En la segunda etapa del hackathon, la coordinadora que teníamos en el grupo Biotec tuvo que marcharse del grupo por su situación profesional y sorprendentemente, delegaron en mi la coordinación del grupo Biotec. No entendía NADA. Además de ser la más pequeña, también soy la que menos experiencia profesional tiene. En el grupo había médicos, doctores, virólogos… y yo pensaba “Ay madre, la que se me viene encima”. ¿Cómo iba a ser capaz de coordinar a esas personas tan cualificadas?
Entonces, ¿por qué yo? Está claro que no era por todos los conocimientos científicos que tengo, porque os aseguro que el resto de los compañeros tenían infinitos más que yo.
¿Qué iba a aportar yo? En un principio yo pensaba que poca cosa, pero al final me di cuenta de que si me han elegido a mi como coordinadora es precisamente por las competencias que puedo aportar al equipo. Me han valorado por mi actitud y por las capacidades que tengo para coordinar un grupo. Por ejemplo, empatía para saber lidiar con las luchas de egos que puede haber en debates científicos.
Según hemos ido avanzando de fases con el proyecto he ido adquiriendo nuevas responsabilidades, que se suman a la de coordinar un grupo de personas. Por ejemplo, es importante buscar colaboraciones para nuestro proyecto. Para ello primero he tenido que formarme en temas que ni me imaginaba que tuviera que estudiar jamás, pero que son necesarios si realmente queremos desarrollar nuestro proyecto.
En definitiva, está siendo una experiencia súper enriquecedora (hoy en día sigo trabajando en el proyecto de forma altruista). No solo me llevo el mérito de ser ganadores del Hackathon, sino que además he aumentado mi agenda de contactos, que son una parte importante del futuro profesional. Y por supuesto, todo lo que he aprendido y sigo aprendiendo.
Gracias a este proyecto que ha nacido de una pandemia he adquirido competencias fundamentales como saber coordinar y liderar un equipo, compromiso con tu trabajo, proactividad en la resolución de problemas y otras muchas más que espero poder poner en práctica en cualquier trabajo.
Sin embargo, lo más importante es que gracias a esta experiencia ya tengo más claro por dónde quiero continuar mi futuro profesional. Recientemente me han contratado de becaria en GSK, y estoy convencida de que parte de la decisión de que me hayan elegido ha tenido que ver con esta experiencia.
¿Qué quiero transmitiros con este rollo que os he contado?
Es posible que nos infravaloremos y por ello pensamos que no somos capaces de llevar a cabo algo. Sin embargo, la mayoría de las veces nos equivocamos. Antes de tirar la toalla confía en ti, exprime el máximo que puedas dar, porque al final, todo esfuerzo tiene su recompensa.
De todas las experiencias se aprende algo nuevo. Y en eso consiste la maduración profesional, en aprender día a día, y en adquirir y fortalecer competencias.
Aprovecha todas las oportunidades que tengas para formarte, esté relacionado o no con tu campo profesional, ya que nunca sabes si esos conocimientos los pondrás en práctica para otras cosas. Sé valiente para afrontar retos y valora positivamente tus capacidades. Si te lo propones lo consigues seguro.
Espero que después de leer esto sintáis una motivación para superaros y sorprenderos a vosotros mismos como he hecho yo, ¿quién sabe lo que nos deparará el futuro?
Marina García Villoria
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