Cada vez que escribo algo relacionado con la educación, mi mente me tienta a empezar diciendo que no es fácil, especialmente en un país donde no se vive como un derecho. Sin embargo, cambiando completamente la perspectiva, comenzaré diciendo que estudiar Educación y trabajar en cualquiera de sus ramas me parece una vocación, una misión de vida que implica mucha responsabilidad, pero a la vez un sinnúmero de alegrías.
Además, debo admitir que estudiar educación estuvo siempre en mí; aunque pensaba que poner a mis peluches como alumnos míos era solamente un juego, iba poco a poco desarrollando un concepto muy profundo sobre enseñar, verbo que después cambiaría por educar. Como mencioné antes, el sector educativo no es uno simple, pero eso extrañamente era lo que me llamaba desde tan pequeña a querer aprender y poder hacer algo al respecto, aunque sea poco en relación con todo lo que se puede trabajar ahí. Después de todo:
¿Quién no se ha cuestionado sobre su propia educación en la vida?
Pretender llegar a un solo concepto de educación sería regresar miles de años y hacer una especie de collage sobre lo que significa en cada etapa histórica; educar hoy no es lo mismo que educar en medio de una guerra hace cien años, o en medio de un boom económico. Lo que sí puedo afirmar, y hasta citando a Kant, es que en la educación no solo se transmiten conocimientos, sino la cultura y la experiencia como resultado de años de desarrollo social que han permitido que seamos el mundo del día de hoy.
La verdad es que podría quedarme diez artículos más tratando de integrar de conceptos, pero personalmente, pienso que el educar es un arte, que involucra amar, comprometerse, y ver al estudiante como persona integral que tiene el potencial de crecer y mejorar; este potencial debe ser estimulado, construido en una base segura y de confianza, tomando en cuenta en todo momento la etapa de desarrollo en la que se encuentra quien estudia, proponiendo estrategias y herramientas que ayuden a esta persona que tienes enfrente a ser un aporte positivo al mundo al que sale todos los días.
🇵🇪PERÚ: El inicio de mi pasión🇵🇪
No lo he mencionado antes, pero yo nací en Ecuador, un país relativamente pequeño en Sudamérica, en una situación personal que podría caracterizar como privilegiada. Estudié toda mi vida en colegios privados, tuve la oportunidad de viajar y conocer otros lugares… pero de alguna forma me seguía llamando ese lado que no veía ni vivía: ¿qué estaba pasando en la educación pública? ¿qué pasa con todas las personas que no están en mi situación?
Y así un repertorio de preguntas que hicieron que progresivamente explore ese lado a través de varios proyectos, especialmente cuando a los 19 años me mude a un país mucho más grande y más diverso, como lo es Perú. Hasta este punto dirán: “wow, esta chica siempre supo lo que quiso y la tuvo clara desde el comienzo”. Pero la verdad, es que hasta ese día estaba estudiando Negocios, asustada de lo que sería una vida de educadora en un país como Ecuador.
Uno de los mayores retos de la educación para países en desarrollo es encontrar docentes que estén dispuestos a asumir todos los desafíos y al mismo tiempo mantenerse motivados.
Al irme de ahí, me permití conocer a un Perú lleno de riqueza cultural, también de desigualdad, pero lleno de oportunidades. Así como conocí colegios privados en Lima, conocí la escuela de una sola aula multigrado en Huaraz, y también ese docente que camina tres horas para ir desde su pueblo hasta la escuela donde enseña en Ayacucho. Y la verdad es, que para diferencias les escribo un libro, pero si algo notaba en general, era esa preocupación por aprovechar al máximo los recursos que tenían para que los estudiantes aprendan lo más posible. AHÍ está la educación, y ahí me animé a cambiar el rumbo.
🇫🇮 Finlandia: Cambio de Rumbo 🇫🇮
Por último, para complejizar aún más la perspectiva educativa que iba formando, tenía un constante deseo de irme a un lugar distinto, y no se me ocurrió mejor idea que viajar un día y medio para llegar hasta Finlandia. Más allá del significativo crecimiento que tuve como persona y ciudadana en un país así, me impresionó el sistema educativo y todo lo que este provee; sus aulas preparadas desde una estrategia pedagógica colaborativa, con una variedad recursos que apoyan la diversidad del grupo y sus intereses, el mismo hecho de que sea gratuita, de calidad para todos y todas, con grandes oportunidades de desarrollo, y no solo cognitivo sino todo lo que envuelve a la persona.
Sin embargo, después de un año viviendo ahí, lo que más valoro de la educación finlandesa es lo que hay detrás de todo lo que se ve.
Me refiero a la visión que tienen de la persona como un ser que puede crecer en varios ámbitos, que debe divertirse para aprender, que necesita un balance entre la vida laboral y la social, que convive con la naturaleza, que debe formarse constantemente para hacer las cosas bien, entre otros principios que hacen que ese sistema educativo sea de lo mejor que hay en el mundo.
En esta misma línea, después de experimentar la educación, ya sea como estudiante y/o docente o solamente alguien apasionada por este proceso, quiero llegar a puntos en común. La educación es:
CONTEXTO: no se puede educar sin saber dónde estamos y a quiénes educamos. Una clase en Jyvaskyla no puede ni va a ser lo mismo que una clase en las periferias de Lima (ni debe serlo). Es crucial saber qué necesita cada grupo antes de querer meter principios ajenos de manera impersonal en un contexto completamente diferente.
CULTURA: se empieza con las facultades y habilidades de un solo individuo, pero termina siendo una construcción grupal y social que ayuda al progreso de la sociedad en la que vivimos.
COMPROMISO: no me refiero a obligación, sino como la promesa constante de hacer lo mejor por cada persona dentro de sus capacidades y posibilidades, empujándola a dar lo mejor de sí. Si eres docente y estás leyendo esto, no te dejes aplastar por esta coyuntura actual, porque hoy más que nunca se necesitan educadores comprometidos con su misión que busquen iniciativas innovadoras para seguir educando en el contexto que les ha tocado.
Englobando estos tres conceptos comentados sobre la educación, podemos concluir que la educación es un arte sin importar el lugar en el que se manifieste, que como muchos otros no podemos explicarlo fácilmente con palabras, sino que se expresa con la experiencia de vivirlo.
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