Jorge Millán Báez: Me cuelo en la lista de subidas pendientes para responder a un artículo publicado por un antiguo profesor de mi universidad que manda una carta a todos los jóvenes que están por comenzar un nuevo camino en su futuro. Este artículo da por hecho que os habéis leído su post, si no carecerá de sentido. Os dejo el artículo:
Mi respuesta:
Estimado maestro:
Te escribo esta carta para comentarte acerca del texto que me has recomendado, tu carta a un preuniversitario. Un texto que he leído y releído con gran interés, ya que te considero un profesional consagrado, un gran psicólogo y una muy buena persona, siendo esto último, lo más importante en el camino a la felicidad.
Entreveo en el post muchas de tus virtudes, en especial, el rigor que te caracteriza a la hora de elegir las palabras y transmitir ideas. Aún con toda esta retahíla de cumplidos, pienso, que el consejo que otorgas a los jóvenes en esta carta, no es el más útil.
Cierto es que aun soy un joven, con lo que no puedo desdeñar la posibilidad de encontrarme en el más supino error, pero ser conscientes de nuestra incapacidad de encontrar verdades es una virtud, aunque hoy en día parezca lo contrario. Es sobre este punto, sobre el que quiero comentarte.
Dices que la elección de una siguiente etapa académica será la que dictaminará y marcará el resto de nuestras vidas… Yo pienso que creer que somos lo que estudiamos es reduccionista, todos los acontecimientos vividos tienen igual o más peso para nosotros que lo que ponemos en el CV.
Es nuestra mente la que decide que es importante en nuestra vida, será mejor congraciarnos con nosotros mismos, ya que siempre estaremos a solas con nuestro "self"
Afirmas que será nuestra arcadia profesional aquello que nos realizara como persona y puedo estar en parte de acuerdo, pero para que esto sea así, la elección ha de ser impulsada por nosotros mismos y no por el miedo que genera la incertidumbre de un mundo hostil.
Opino que hoy en día se dan más discursos sobre “Estudiar aquello que da salidas…” que, sobre seguir tus sueños, luego nos sorprenderán algunas cifras en cuanto a salud y felicidad… Son frutos inevitables de capar la libertad humana en virtud de un miedo imaginario, el monstruo del mileurismo paupérrimo
¿Qué hay de malo en cobrar mil euros por hacer lo que amas? ¿Nos hemos vuelto locos?
Dices: “Cuando vayas a elegir carrera, por favor, ten en cuenta el contexto en el que tendrás que desempeñar lo estudiado”
Este argumento es en principio valido, pero ¿Quién conoce el contexto del futuro? ¿Tenemos alguna certeza de aquello que será más demando en los años venideros? No ¿Entonces que sentido tiene elegir lo que no se ama en función a las variables predictoras de un modelo no constatado?
En mi opinión, carece de sentido hacer aquello que no se ama entonces, porque nadie nos garantiza un futuro feliz por la cantidad de ceros en una cuenta bancaria. De hecho, la cantidad de dinero ni siquiera será garante de que nos siga latiendo el corazón.
No se trata de un “Carpe Diem” a lo loco, sino de vivir en paz con el caos de este mundo, porque jamás podremos dominarlo y mejor será que lo vayamos asumiendo. No estoy seguro de si me retractaré en el futuro de estas palabras, pero si no consigo aquello que deseo al esforzarme en hacer lo que me gusta, me lo tomaré más como un aprendizaje victorioso que como un desastre insalvable, eso es felicidad.
Un abrazo, Jorge Millán Báez.
Comments