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Yo también soy racista. Cambiémoslo

Hoy participa en Positive Post, la genial, Laura García del Valle. Una periodista implicada en cuerpo y alma a mejorar el mundo por medio de su profesión.


Aquí os dejamos su aportación al blog sobre: racismo sistémico

Pero antes, como no podría ser de otra manera, os dejamos su página web para que conozcáis más de cerca de su perspectiva y su trabajo:




El 25 de mayo marcó el inicio de un movimiento global de protestas contra la violencia policial y el racismo sistémico. El 25 de mayo el mundo se levantó con un video más de un hombre negro siendo asesinado a manos de un hombre blanco. Desde entonces el mundo está enfadado y cansado. Es por esto que queremos explorar qué significa para nosotros el movimiento y qué podemos hacer para colaborar.


¿Qué es el racismo sistémico?

El racismo sistémico consiste en el establecimiento de un sistema en el cual se beneficia a la raza blanca por el hecho de haber nacido blancos. Este privilegio se manifiesta en acciones obvias y tangibles como el hecho de que las autoridades tiendan a considerar a una persona negra culpable con mayor probabilidad que a un blanco o el hecho de los negros estadísticamente ganan menos que los blancos. Pero además esto también se manifiesta en acciones de la vida cotidiana como la tendencia a describir a las personas negras por su color de piel, mientras que al referirnos a una persona blanca solemos recalcar su ropa o su color de pelo antes que su color piel.

El racismo sistémico también influye a los estudios académicos. Es un sistema de discriminación en el que nos ensañan una sola versión de la historia en la que Europa y EEUU somos los principales protagonistas. Si lo pensamos, toda la historia “mundial” que nos enseñaban en el colegio explicaba cómo Europa descubrió el resto de los lugares del mundo, y estos cobraron sentido gracias a que nosotros solo se lo dimos. Como si esas civilizaciones no tuviesen su propia historia y cultura.


En la era de la globalización ocurre algo muy similar. Con la expansión del capitalismo y de la democracia, y la creación de organizaciones internacionales como el FMI o BM, ambas basadas en valores europeos; exigimos a países subdesarrollados que abandonen sus formas para adquirir unas más “desarrolladas” o “civilizadas”; pero, ¿quién decide qué es civilizado y qué no lo es? ¿Quién decide qué es desarrollo y qué no lo es? Considero que debemos intentar estudiar el mundo y el sistema internacional de una forma más alternativa, en la que voces de académicos y activistas del “tercer mundo” sean escuchadas, y dejemos de asociar lo “diferente” como algo malo, abadonando la dicotomía presente en la política actual entre “nosotros” y “ellos”.

¿Cómo ser un aliado?

No hay nada de lo que avergonzarse por estar equivocado, sino de la resistencia a aprender. Es por esto por lo que es extremadamente importante mantener conversaciones e intercambiar ideas, informarse y escuchar. Tenemos que aceptar nuestro lugar en esta lucha en la cual debemos empezar por dejar que las voces negras tomen las riendas de la discusión y nos expresen de qué forma les afecta el racismo sistémico. Ser un aliado no es una actuación individual en un momento concreto. Ser un aliado es comprometerse a continuar aprendiendo, a mantener la conversación viva y a llamar la atención a los que se resisten a cambiar sus formas, su lenguaje o sus acciones. Usar tu voz cuando no estas acostumbrado a ello puede resultar intimidante pero un argumento imperfecto es mejor que no abordar el tema en absoluto. Si es una cuestión de decir algo y decirlo mal o no decir nada. Dilo y equivócate. Aprende y hazlo mejor la próxima vez.

Además, debes ser consciente de tu privilegio blanco y aprender a canalizarlo de una forma positiva. Ser un aliado puede ser cansado y frustrante, pero piensa que las personas negras llevan luchando por esta causa cada día durante toda su vida. Las personas negras no tienen la opción de pasar del tema o decidir no entrar en la discusión. Sus vidas han sido politizadas y puestas en el punto de mira de muchos gobiernos desde su llegada al mundo, y están cansados de seguir luchando en solitario. Empieza por mirarte a ti mismo, a tu alrededor y entender como el mundo en el que vivimos ha sido creado de acuerdo con la supremacía blanca.


Es normal que haya cosas de las que no seamos capaz ni de darnos cuenta, como que las tiritas solo vienen en colores “nude” o que hasta hace pocos años, las gamas de maquillajes solo proporcionaban una tonalidad para pieles oscuras, frente a la gran variedad para pieles blancas. El hecho de que no seamos capaces de darnos cuenta de alguna de estas cosas tan cotidianas de nuestro día a día demuestra que tenemos mucho que mejorar. Es natural que hayamos absorbido todo esto ya que no somos resultados del sistema, sino el sistema. Pero de nosotros depende cambiarlo. Yo también soy racista. Cambiémoslo.

Para poder unirte a la causa como persona blanca debes:

1. Aceptar ser corregido y agradecer la explicación.

2. Escuchar y comprender otros puntos de vista, comprometerte a cambiar los tuyos.

3. Admitir que no sabemos suficiente sobre el tema y que debemos interesarnos por aprender para poder mejorar.

4. Aceptar que es un tema que nos afecta a todos y del que todos somos responsables.

Un mundo mejor es posible, no te conformes.

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